martes, 15 de marzo de 2016

Drugs.

Esa irónica mirada, esa preciosa sonrisa. Esa absurda manía de golpear mi cabeza como si fuera un perro que acaba de acatar la orden. El amor está auto declarado una mierda. Vamos a tomarnos el tiempo de usar la frase cliché de que este sentimiento es una droga.
Ahora desmenuzando la frase todos los sentimientos son una droga. Estar drogado de amor no está mal visto, todo lo contrario a esas que compras afuera de tu casa mirando a ambos lados por lo ilegal del asunto.

Todo esto te obliga a pensar si está bien el hecho de estar ahí drogándote con su cara perfecta. ¿Lo está? Porque antes de responder como cualquier esperanzado que le gustaría tener un amor digno de novela escrita por Nicolas Sparks hay que analizar que cada droga merece una debida rehabilitación.

Son duras. Son kilos de helado y filosofía de esas preguntas que derivan a otras y nunca hay un punto final. Nada es peor que una rehabilitación de la droga llamada amor. Del desapego de las canciones dedicadas, de no poder consumir más esa encantadora serie porque la miraban juntos.

Explícame el sentido de seguir esperando un mensaje de volver a empezar cuando aquella persona rehízo su vida. Explícame el buscar poemas para imaginar que un día viene y lo recita cuando parece que el oído desconocido en un bar es su nuevo lugar preferido. Explícame porque quedarte con su camiseta y dormir con ella.

Estas situaciones completamente bizarras que se ven solo en las películas; ocurren y no hay como escaparse de esto. El drogarse de amor es un hecho que en la vida uno tiene que experimentar para entender lo que conlleva su rehabilitación. Y una vez vivido esta gran destreza… decidir.

Decidir si hay una próxima vez para dejarte llevar por el éxtasis de los besos de despedida, de los mensajes de buenos días y los desayunos en la cama. ¿La hay? ¿Existe esa próxima vez? ¿De verdad queres pasar por esto continuamente?

A veces sentada en la cama mirando la pared blanca resumo mis pensamientos en que el amor realmente no vale la pena y este está sobre valorado. No requerís a otra persona para ser feliz. Porque quieras o no esa persona se va a ir, de un modo u otro se va, entonces estas en soledad y la felicidad se escapó por la ventana.

Uno tiene que ser feliz por sus propios medios, sonreír porque encontrar una hoja amarilla entre tantas verdes le parece maravilloso. Uno tiene que ser feliz con su propia carga, con sus sentimientos, con su vida. Uno tiene que ser feliz primero solo y el agregado de alguien debería ser solo un extra.



Debería.

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